jueves, 30 de julio de 2009

Lunes por la madrugada

- Es como sentir paz y a la vez melancolía. Hay momentos que quisieras para siempre, mejores, perfectos...


- Y fue la primera vez que sentí que gane algo con mi esfuerzo y también con algo de suerte, y no estaba ella, estaban todos menos ella; no quería saber nada de mí.



- Y también eran doce horas, doce horas las que me separaban de ella, doce horas de llegar a su casa con maletas en mano, haciendo el papel de estúpido y decirle que dejaría absolutamente todo por un sueño, pero no, vivía completamente fuera de mi, presa de la frustración y todos lo notaban... Era como un viejo lobo estepario dentro del disfraz de un imberbe veinteañero, a menudo inconforme, y por eso hablador.



Y también fueron doce horas de política, entendiendo mi hogar, intentando escuchar, ver y oir más allá de mi... Entiendo que fue maravilloso, no lo vi venir, o tal vez si... Solo lo deje fluir, solo lo dejé reposar en mi, como reposan las musas cuando son de tu agrado. Entonces también era feliz. Sí, era feliz.




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