miércoles, 31 de diciembre de 2008

No quiero soñar mil veces las mismas cosas...

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Hay tanto qué decir y qué hacer. Tantos miedos por transfigurar. Dejemos de lado todas nuestras inseguridades y empecemos a reconocernos en cada latido, en cada gesto, en cada canción...

Aeropuerto


Esta resaca me está cansando. Aunque siento que es muy necesaria, a veces también me hace daño. Lo cierto es que es muy curiosa, extraña y un tanto divertida si lo quiero así. A veces ya no quiero estar así, quisiera encontrar la forma de alcanzar mi nirvana personal. Estoy seguro que lo lograré. Es más, ya está decidido.

Hay una inconformidad en mí increíblemente añeja, parece que llevara sobre mis hombros algo así como el pecado original, no me agrada eso, tampoco quiero sentirme tan importante. Es por eso que a menudo no me gusta tomarme el mundo muy en serio. Y sí, puede sonar a muy loser y a muy posero, o alguien puede burlarse y con razón decirme figurita repetida, pero en cierta forma me siento bendecido por eso. No me interesa ser como los demás. Existe tanta gente falsa, que vive engañada. Yo no quiero parecerme a ellos. Definitivamente no.

-
Por eso calma, si mantienes la boca cerrada vas a estar bien, me digo. ¿Podría extrañar algo que nunca fui?- hablo de la simplicidad-, no lo creo. Pero podría colocarla en mi agenda como una meta existencial, jajaja. Claro, si ese fuera el caso. Lo cierto es que adoro este conflicto interno, pasajero, porque me da la oportunidad de conocerme más. No es fácil enfrentarse con los fantasmas que uno ha desarrollado desde la niñez. Creo que hay que tener cojones para eso, porque es difícil salir ileso de esa travesía. Por eso necesito a menudo olvidarme de quién soy y confundirme entre la gente, necesito el misterio de ese no se qué que tiene el artificio del escape. También sé que son a estas alturas cuestionables hábitos que ya no necesito más y quiero dejar de lado, en un entrañable rincón de mis recuerdos.

martes, 30 de diciembre de 2008

Presumido (Stripper sentimental)

Mira que extraño me siento en este momento. Estoy escuchando un tema lento de los Rolling Stones y, aunque no me traes buenos recuerdos del todo, estoy pensando en ti; sólo quiero recordarte así, brindándome una sonrisa tierna. Quiero pensar que somos amigos de una manera poco usual, que esto no es una fantasía y nos queremos.

Me agradó pasar todo este año a tu lado, aprender de ti, y sobre todo darme cuenta que soy la persona menos indicada para hacer algún tipo de crítica. Eso fue la gran lección que me diste con tu silencio. Y sabes qué: aún me cuesta ponerla en práctica. Muy a menudo cometo el error de convertirme en un
stripper sentimental, creyendo con eso que puedo tomarme la libertad de opinar sobre el accionar y sentimientos de otros. Como te lo imaginarás nada bueno puede surgir de eso. Ahora empiezo a comprender. Por eso te respeto. Quisiera parecerme un poquito a ti. También quisiera que tú te parecieras a mi. Pero lo cierto es que somos tan diferentes. Y sabes qué, creo que es mejor así.

No sabía qué pensar de las personas como tú. Antes admiraba esa actitud de estar por encima de todo, inclusive de la propia identidad familiar. Me encantaba la idea de ser alguien diferente, especial, y sobre todo popular. Un personaje al cual la gente admirara, cuya oportunidad de conocerlo sería algo excepcional. La frivolidad en carne y hueso. Realmente esa idea, aunque superficial, me seducía cuando adolescente. Luego intenté ir más allá. Tal vez sentí que mi vida no tenía significado o que éste era –reitero- demasiado superficial.

Extraño al otro yo a veces, no te lo puedo negar. Sobre todo cuando veo las fotografías de aquella época en que trataba a toda costa de ser feliz. Pero también recuerdo que en aquel tiempo la rebeldía y sobre todo el dolor me embargaban. Y el personaje que inventé era una manera de disfrazar mi inseguridad. Vivía tal vez el sueño de otro y no el mío. Me sentía triste, frustrado. Tan solo quería huir de todo –incluso de mi mismo- y olvidar. Empezaba a preguntarme qué era esa palabra a la que llaman paz.

Te extraño. Tú me recuerdas de alguna manera esa persona que siempre quise ser. Siempre tan ordenado, consciente hasta del más mínimo detalle, y tratando de estar siempre a la vanguardia en cuanto a estilos. Me jode que haya una persona que sea tan cool de una manera tan natural, me jode tener que admirarte así de una forma tan entrañable como si fuéramos hermanos y por eso olvidarme de tu siempre cortés arrogancia, pero entiendo que así son los afectos y la mente no gobierna en los terrenos del corazón.

Te extraño mucho sabelotodo. Espero que te encuentres bien. Quisiera que perdure por siempre esa tarde cuando nos vimos enfrascados en una conversación trivial, sobre cuál banda era mejor, los
Beatles o los Rolling Stones, y cuando todo a nuestro alrededor estaba hecho un desastre porque no terminábamos el trabajo pactado aún. Recuerdo las llamadas de atención del jefe, y luego tú, dejando de lado tu patente serenidad, levantando la voz por los dos y diciendo:
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-Hey, tranquilos todos, acaso no comprenden que al talento hay que dejarlo trabajar.


miércoles, 17 de diciembre de 2008